miércoles, 14 de julio de 2010

Intermezzo


Unos 10 mandamientos para escritores, aprendices o simples curiosos. No son mandamientos del tipo revelado, no son palabras a las que anteceda un redoble de trompetas y vestiduras rasgadas por espadas que caen en vertical del cielo, tampoco se firmaron sobre una tablilla. Su incumplimiento conlleva éxito y ruedas de prensa multitudinarias, actos para niños que en las librerías eligen antes un dragón que escupe fuego a una tétrica muñeca de trapo. Su omisión no sana a través de la culpa, la pena consiste en pasar apuros económicos, practicar el nomadismo, estar sediento de lectores. El dios que los publicó no lo hizo trazando unas coordenadas que guiaran al ciego cansado de darse de frente con puertas cerradas, con celulares en espera, dios demasiado humano, necesita cargar la batería de ideas y para ello se justifica por la bazofia de la creación de la que es el único responsable.
1: Desecharás el consumismo, ante una estantería ajena opta el aire pensativo y deja que el instinto te guíe o la fiabilidad de determinada editorial muy selectiva, tiende a escoger long sellers, en las fruterías no se tratan la sintaxis de la nueva novela anglosajona, lo que conduce a afirmar que las revistas sirven en exclusiva como envoltorios de bocadillos.
2: En asuntos literarios no hay modas, Fernández Mallo es un parto que hiede a transitorio, igualmente varía, lee a Dickinson y a Kureishi, a Bukowski y a Joyce, los críticos literarios peores aún que los eruditos de cine en pantalla grande, son una desviación de la naturaleza, intérpretes de sus propias carencias neuronales.
3: La literatura no es como las tribus urbanas, es más como las tribus indias, asediadas por el progreso de los colonos que practican la táctica de tierra quemada u hogueras, había un escritor aficionado al ping pong, aquel ya sólo se venden en antros de segunda mano… Despluma una gallina, hunde en tierra el huevo de oro.
4: Procura evitar tener admiradores, cambia de estilo si lo necesitas, tradicional, florido, empalagoso, posmoderno, metaliterario, snob, déjalos sin aliento, estafados porque les vendieron y ansían volver a esa prosa que los envolvió en una atmósfera de la que no querrían salir jamás, muéstrales diversidad, multiplícales el paladar.
5: No matarás por un manuscrito, ni robarás un poema escrito en la pared de un cuarto de baño mugriento al que vas a parar cuando el exceso de alcohol amenaza la cantidad de líquido capaz de admitir la vejiga. No inflingirás mal a nadie salvo a través del lenguaje moldeable, que enamora, que hiere y que destruye conciencias.
6: Te valdrás de dos medios, la pantalla de ordenador o una libreta roja comprada en una tienda que regenta un vendedor chino, de hojas cuadradas a poder ser. Si prefieres el riesgo escribe microgramos, textos inconexos en servilletas de bares, en clinex, y suéltalos junto a las llaves cuando llegues a casa, diseminados entre lo cotidiano.
7: No llegues al extremo de padecer Mal de Montano, pero acércate, inyecta influencias en el cerebro que cavila unas ideas amorfas y sal a la calle. Desde aceras y pasos de peatones retrata lo imposible, aquello que subyace a lo evidente, porque a la literatura hiperrealista se le llama periodismo.
8: Madruga. Amanece todavía de madrugada y prepara un café cargado y un paquete de cigarrillos, aspira el humo, en el silencio aunque resuenen letras de canciones, decántate por idiomas que desconozcas, o el molesto ruido de la podadora sesgando el jardín de raíces putrefactas.
9: Que no te intimide el porvenir, lábrate una personalidad a prueba de golpes, la perseverancia sale indemne ante las bombas que tiran los convencionales. Muestra impostura, contraría, defiende lo que te toque la vena sensible, insulta cada noche a Isabel Allende, Lucia Etxebarría, Paulo Coelho, Jorge Bucal, Cesar Vidal, etc.
10: La literatura es una extraña forma de vida, la norma para los locos, la excentricidad para los cuerdos, jornada laboral: 24 horas, 365 días del año, salario: la tranquilidad de expulsar la totalidad, lo etéreo que quedas tras poner a buen recaudo la memoria, da lo mismo si en el altillo de un armario o si en la imprenta.
Ante las quejas que puedan tener a acatar los presentes mandamientos añadimos de antemano que son superfluas, dado que su asunción no es obligatoria, en caso de discrepancia de pareceres compongan su particular libro sagrado, compitan vendiendo la absolución del folio en blanco, háganse influyentes en los círculos restringidos de canapés y besos en la mejilla, dejen de escribir porque la humanidad saldrá beneficiada.

1 comentario:

  1. "... No puedo explicar por qué pero ... al tener aquel cuaderno en las manos por primera vez, sentí algo parecido a un placer físico, una súbita, imcomprensible oleada de bienestar".
    Al final se decidió por el azul, descartando el rojo, el marrón y el negro.

    ResponderEliminar