
Cedámosle la palabra al no nato: Sí de mí dependiera no nacería, eso que vaya por adelantado. A priori no encuentro placentero conocer a los primos que me tratarán como se trata a un extraño, con desdén, como a un juguete al que pintarle bigotes de gato. Tampoco quisiera que las vecinas me sacaran parecido con un antepasado, la nariz de chata de Ramiro, los pómulos igualitos a los de la Carmen. Mi padre pudiera ser el repartidor de butano, un violador de garaje, aquel mozo del baile de graduación del que te prendaste por la finura con la que lucía la camiseta de seda blanca, pudiera ser cualquiera y ello me privará de destino- de herencia-. Con semejantes credenciales lo que apetece es quedarse guarecido en el vientre, atado al cordón umbilical. Y que conste que me sincero respetuoso, tus glándulas mamarias posiblemente me sean apetitosas, tus caricias dulces y tus atenciones a medianoche interrumpiéndote las pesadillas del día siguiente desprovistas de reproches. Corresponde a las madres primerizas atender y proteger lo que trajeron al mundo, y no dudo que lo hicieras, y que aunque cueste, me tomarás cariño conforme yo vaya adquiriendo forma y consistencia, y me maneje con el lenguaje y diga “mamá” y se te salen las lágrimas. Las razones por las que te invito a que me abortes están en la concepción, no querida, a destiempo. Descuida que de lo que suceda, a pesar de lo que perjuran los episcopados, yo no guardaré recuerdo, en el limbo de los abortos no hay biografías. Coge el asa de los remordimientos y ponla en la candela o retírala. Aborta que las gracias las lleva el silencio.
A más abortos más comida, a más aborto menos berreos, menos ataques de ira a descargar en la nuca del bebé, a más abortos más planificación en el futuro, mayor olvido para la consigna “aborto o abstinencia”. Apuesto que la mitad de la población querría desdecirse y bien abortar o ser abortados, ¿cómo reproducirse con la que está cayendo, con las cifras del paro en alza permanente, con la de famélicos africanos huérfanos? ¿Cómo pedir perdón cuando, demasiado tarde, te pasen la cuenta de la infancia de carestía y de comedores sociales, de falta de estudios de ingeniería hidráulica, de que no tuviste el talón bancario a punto para apuntarlo a clases de natación y mírame, que nado a lo perro, que chapoteo? Hazte la sorda, que los consejos los cuelguen anónimos en un foro de Internet, que los padres apadrinen por una módica cantidad, que el que quiera bautizo que bendiga el agua del grifo y se moje con ella la frente. Abortar por precaución, lo hicieron comandantes de fragata, agentes del servicio secreto británico, hackers, empresarios adscritos al superávit. Aborta, la tristeza será transitoria, aborta o de lo contrario, el daño será permanente y no será a ti sola a quien le duela.
No hay comentarios:
Publicar un comentario