lunes, 8 de febrero de 2010

10º- Evolución


De nuevo citaré a Vonnegut: La evolución es muy creativa, de ahí las jirafas.
Los bienpensantes dan por seguro que las cronologías no engañan, a una cosa le sucede lo siguiente a efectos correlativos, camino de la perfección se liman impurezas en un proceso lineal donde el aprendizaje permite los avances de las distintas ramas científicas, de la misma esencia humana. Estamos abocados al progreso, cumplimos cadena perpetua en un penal que premia la transformación y tipifica como falta grave retroceder, titubear ante las fauces del destino, ese filántropo al que le debemos el movimiento y las magulladuras, eso o te quedas en especie intermedia, incapacitado para pasar las pruebas de selección.
Y empezamos lemures voladores.
Un filósofo fascistoide italiano dijo: la vida es corsi e recorsi. Hacer y deshacer, en eso consiste el telar de Penélope en el que a veces se nos escapa el punto y cuesta coger el hilo. Y qué carajos, prefiero empezar de cero, partir quizá desde atrás de la línea de salida, porque algunos para coger la marcha idónea, a la que pueden adaptarse, necesitan cubrir mayores distancias, la evolución es sólo un canon tan aleatorio como cualquiera de Harold Bloom. A quién no le gustaría poder alzar el vuelo y volar aunque ello conlleve ser en lugar de un antropoide un insectivoro, o un roedor, ¿de verdad la práctica produce lo más logrado?
El hombre es el centro del mundo, el hombre es la creación a escala del cosmos. El hombre, y de ello hay sobradas pruebas, es una desviación, un matiz que parpadea pero ni así resalta en la inmensidad. Hay pruebas de lo contrario, de excepciones puntuales, esas que me van a permitir las conserve en la intimidad. El brillo está en las personas y no en la gente, y verlo es cuestión de uno admire la evolución capaz de dejar boquiabierto al escéptico que juró tras tanto desengaño que jamás volvería a confiar en lo que le rodea. Lo raro es poder contemplar una jirafa.

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