miércoles, 10 de febrero de 2010

11º-Variedad


Knut Hansum dijo: en la variedad está la carencia.
Si hay algo que a los lectores mortifica es que el tiempo se les escurre entre los dedos y las novedades de las editoriales se acumulan en las estanterías. Unos amigos te recomiendan que apuestes por la renovada narración autóctona, y otros te atosigan para que acorde con la globalización te adentres en las letras nigerianas.
Tú estás leyendo a Eduardo Mendoza, que nunca fue santo de tu devoción, lejano a las corrientes nocilla, y notas que te aplaca el dolor de muelas. Ocurrió algo parecido cuando entendiste a Calvino y pasaste noches en vela contemplando el vuelo de las aves desde un palomar que coronaba un castillo donde las ciudades perfectas permanecían ocultas en las ramas de los árboles. Sucedió al contrario, cuando la fiebre adolescente por Panero dio paso a una medida curiosidad. Y pasa que el apetito gusta de probar emociones fuertes, díficiles de digerir en un principio pero ya con las cavidades del estómago hechas al hábito, el resto, degustación de monje.
La inquietud en cuanto a lo literario es extrapolable a lo que acontence en tu rutina. Aquello que tenías por modelo pasa a mejor vida, te sientes vacío, estás tentado a arrojar la toalla, no hay nada que pudiera saciarte, ninguna idea te merece digna, debes de sufrir una convulsión en los mecanismos, debías haberte conformado, la nausea termina y al menos entonces no pasabas hambre.
Un día descubres, sin proponertelo de antemano, que en ti despierta la curiosidad, que tu atención ha detenido el vaivén indeterminado y se sitúa sobre lo concreto. Y los prejuicios sobre Vargas Llosa los mandas al garete y disfrutas, ¿porqué en eso consiste, no? Entonces te viene a la mente la película "Atrapado por su pasado", cuando uno de los antiguos compinches del personaje interpretado por Al Pacino, mitad indignado, mitad misericorde exclama: Era cierto, nuestro Carlito se ha vuelto religioso. Pero no tiene que ver con religión, acaso tampoco hable sobre literatura, ni desde un pensamiento analítico, lo hago escuchando a Barry White, mientras la cafetera me avisa de que no me demore, ansioso de que abra la tienda del barrio a la que iré aprisa para ofrecerle al dependiente mis gustos por una piruleta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario